TOXOPLASMOSIS: Es de especial interés en personas con inmunodeficiencia y/o durante la gestación. En estos casos conviene consultar a tu médico y a tu veterinario para garantizar un perfecto estado de salud para todos. De todos modos, cabe destacar la baja incidencia de esta enfermedad en nuestros gatos domésticos, puesto que la principal via de contagio es la ingesta de carne cruda (un motivo más para alimentar a nuestros gatitos, únicamente con pienso comercial). En caso de duda, se realiza un sencillo análisis de sangre, el cual permitirá estar seguros de la salud de nuestro gato y de la nuestra propia.
PERITONITIS INFECCIOSA (PIF): La peritonitis infecciosa felina, se trata de una enfermedad casi imposible de detectar, y para cuando los síntomas empiezan a manifestarse es irreversible, ya que es muy grave y mortal. La única solución que existe hoy en día es la prevención. Los síntomas de esta fulminante enfermedad son letargia, pérdida de peso, hinchazón del abdomen, apatía, fiebre intermitente, falta de apetito o inflamación de los órganos internos. Actualmente, no existe ningún tratamiento exitoso para esta silenciosa y letal enfermedad, incluso es posible que la muerte se produzca sin que hayan aparecido síntomas.
Evitar el contagio .- El contagio de esta infección es, por desgracia, común y sencillo. El contacto con otros gatos afectados y la utilización de comederos y cajas de arena son posibles vías de transmisión. Sin embargo, el animal puede contraer el mal sin salir de casa, ya que es frecuente que el virus se propague a través de la arena y el polvo que quedan adheridos a la suela de los zapatos. El gato suele jugar con el calzado de su amo, y es entonces cuando inhala las partículas contaminantes. Es de vital importancia para prevenir esta enfermedad, evitar que muchos gatos convivan juntos en espacios reducidos.
ENFERMEDAD RENAL CRóNICA: Se trata, por desgracia de una patología muy común en gatos de edad avanzada. El origen puede ser variable, pero muchas veces se trata de una degeneración crónica del tejido renal, contra la que lo único que se puede hacer es intentar frenar el avance. Los síntomas son, anorexia, vómitos y diarreas, mal aspecto y mala condición corporal, excesiva sed, excesiva producción de orina, depresión…
Si tu gato tiene mas de 7-8 años, lo mejor es que tu veterinario le haga un chequeo general y una analítica sanguínea para salir de dudas y evitar males mayores.
DIABETES MELLITUS: Muchas veces se dice que nuestras mascotas son un reflejo nuestro, y la diabetes en los gatos es el máximo exponente de esto. Como en humanos, en gatos se viene observando un aumento de la obesidad desde hace unos cuantos años, y con ella, un aumento de la diabetes tipo II (asociada a esta obesidad); la cual, si se trata a tiempo puede ser reversible, pero si no se trata, puede llegar a pasar a ser de tipo I, y por lo tante irreversible.
Los síntomas son una gran ingesta de agua, asi como una micción excesiva, aumento del apetito, adelgazamiento, depresión, vómitos y en casos graves puede llegar provocar el coma y la muerte.
HIPERTIROIDISMO: Se trata de una enfermedad muy infradiagnosticada , que actualmente se ha comprobado que tiene una prevalencia relativamente alta entre gatos geriátricos. Hasta tal punto es así, que algunos expertos en medicina felina recomiendan el análisis de la hormona tioridea como parte de la analítica general de gatos geriátricos. Esto es así, debido a que sus síntomas son “engañosos”: en muchas ocasiones provoca hiperactividad, gran ingesta de comida y de agua, y gran cantidad de orina; de tal forma que se piensa que “es un gato viejo muy activo y sano” y no es así. De hecho, muchas veces, esta enfermedad se camufla tras otras patologías como, enfermedad renal crónica, “catarros” etc… que no acaban de curarse correctamente.
Así pues, debido a su carácter escurridizo, ante la menor duda, o si tu veterinario te lo recomienda, esta totalmente indicado realizar una analítica de tiroides en gatos mayores de 7-8 años.